ECONOMÍA
Los subsidios a la energía son tres de cada cuatro pesos del déficit primario
Los subsidios al sector energético en los últimos 16 años ascendieron a casi 150 mil millones de dólares, con una alta incidencia en el resultado fiscal, al punto de representar el 72,7 por ciento del déficit primario acumulado.
Los datos forman parte de diferentes informes oficiales y privados y fueron determinantes para que el Gobierno decidiera avanzar con un plan de reducción progresiva de esas transferencias -junto con las destinadas al transporte público de pasajeros- que en un período de tres años implicaría un recorte al gasto equivalente a dos puntos del Producto Bruto Interno (PBI), de acuerdo con lo señalado por el ministro de Economía, Luis Caputo.
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Télam consultó a referentes de diferentes áreas para que analizaran tanto el impacto como la conveniencia o no de llevar adelante ese proceso de reducción de los subsidios energéticos, teniendo en cuenta que su correlato podría ser un incremento en las tarifas al que tendrán que hacer frente millones de usuarios de los servicios de energía eléctrica y gas natural en la mayor parte del país.
“Estamos en un momento en el que hay que dejar bien explícitos los costos de estos servicios, siempre considerando que hay sectores que no los van a poder pagar y deben ser protegidos”, sostuvo el director ejecutivo de la Red Argentina de Municipios frente al Cambio Climático (Ramcc), Ricardo Bertolino.
De todos modos, advirtió que por las asimetrías con las que fueron asignados los subsidios “en el Interior los costos de los servicios son diferentes a los que se pagan en el AMBA (Área Metropolitana de Buenos Aires), por lo que en las provincias no vamos a tener una diferencia tan grande y está bueno que sea una decisión federal”.
Con una mirada integral, el consultor técnico de la Asociación Nacional de Industrias de Materiales Aislantes (Andima), Federico García Zúñiga, estimó que “la reducción de subsidios debería ir en paralelo con un programa a escala nacional, para fomentar el ahorro y la eficiencia energética”, con el propósito de atenuar el impacto en los usuarios de los aumentos tarifarios, pero también para mejorar la balanza sectorial del país.
Estrategia
En ese sentido, abogó por el cumplimiento de “programas como el Etiquetado de Viviendas y la aplicación efectiva y sistemática de normativas vigentes de acondicionamiento térmico en provincias y municipios”, para avanzar tanto en materia de aislación de techos, muros y pisos (la “envolvente” de las viviendas) como con el diseño bioclimático.
“El eventual uso de energías alternativas como la solar o la eólica servirán finalmente para complementar el mínimo consumo resultante de esa correcta aislación térmica eficiente”, completó.
Salvador Gil, del Área de Pensamiento Estratégico de la Cámara Argentina de la Construcción (Camarco), se manifestó a favor de la actualización de tarifas por entender que “genera incentivos para mejorar la eficiencia de las viviendas, sus artefactos y el desarrollo de energías renovables”.
“Con subsidios a las energías convencionales, no sólo se retrasa el desarrollo tecnológico e industrial, sino que se promueve la emisión de gases de efecto invernadero”, explicó desde una perspectiva que suma razones de sustentabilidad y eficiencia energética a las preocupaciones de índole fiscal. (Télam)