Una fiesta por la paz y la unión entre hermanos
Con una platea completa comenzó ayer por la tarde en el gimnasio del Centro Cultural Universitario, una de las fiestas más convocantes del calendario cultural de la ciudad. Se trata de un evento donde se encuentran presentes los hijos, los nietos, de aquellos inmigrantes que llegaron de distintas partes del mundo buscando paz en este bendito país. Y los más nuevos que más que nada vienen del mismo continente americano.
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Debemos señalar que –personalmente- no podemos dejar de emocionarnos cuando vemos llegar por el pasillo central y subir al escenario formando un semicírculo a las banderas de todas las colectividades. Las banderas que identifican a tantas personas que enarbolando sus sueños llegaron a este país. Que continúan llegando buscando una mejor calidad de vida. Es imposible no emocionarse entonando nuestra canción patria con la mano sobre el corazón, sintiendo el orgullo de ser argentino, hijo del país de brazos abiertos que ha cobijado y cobija a los hermanos del mundo.
Como cada año, María Inés Mazza y Claudio Andiarena son los maestros de ceremonia de esta fiesta de dos días que comienza a una hora determinada y con espectáculos continuados, pero que nunca se sabe cuando finaliza. Tal el entusiasmo del público pidiendo por más danzas con coreografías distintas pero todas maravillosas. Ya con la presencia de la Peña El Cielito se había dado inicio formal al evento que tienen en sí una mixtura de situaciones ya tradicionales, que forman parte del folclore de este encuentro: los aromas se mezclan con los diferentes idiomas y atuendos típicos, todo en una grata armonía y con un colorido que le da al festival un sello único.
Aromas, idiomas, atuendos típicos de cada país. Las familias sentadas con sus termos o degustando la gastronomía elegida. En el Salón de los Espejos donde también hay muchos stands, se dispuso un buffet para que la gente se siente y coma lo preferido. Todo muy bien organizado, prolijo, dispuesto creativamente.
Todas las banderas, todas
Autoridades comunales encabezadas por el intendente Lunghi se dieron cita en el lugar mientras desde el escenario se daban a conocer los saludos y buenos augurios de distintas personalidades, embajadores en el país, tal el caso de la que leyó la misiva del representante de Taiwan en Argentina. Mientras se acomodaban sobre tablas las banderas de Alemania, Bolivia, Brasil, Chile, Croacia, Dinamarca, España, Haití, Israel, Italia, Lituania, México, Montenegro, Servia, País Vasco, países árabes, Perú, Portugal, República Dominicana, Tailandia, Taiwan, Uruguay, Venezuela y Yugoslavia, Alejandro Rossi, en representación de la Agencia de Planificación del Ministerio del Interior donó a la Unión de Colectividades de Tandil recibiendo su presidenta Sonia Toncovich una bandera de ceremonia que será la que se use de ahora en más en todas las fiestas.
Vendrían luego los discursos formales a cargo de Sonia Toncovich, Marcelo Aba –vicerrector de la Unicén y el intendente Miguel Lunghi.
La primera se refirió a la época en que la Argentina a través de la Ley de Inmigración que se promulgó el 19 de octubre de 1876 abrió las puertas a los hermanos del mundo, nombrando los diferentes países que con su diversidad cultural llegaron en los siglos XIX y XX. Toncovich puso el acento en la paz, la justicia y el crecimiento de la familia mundial.
Por su parte el doctor Aba mostró su satisfacción por ser el anfitrión de una fiesta que se ha llevado siempre a través del tiempo en el Centro Cultural Universitario. Dio la bienvenida al público agradeciendo a los integrantes de las colectividades por participar un año más del encuentro entre hermanos con unión y paz.
Lunghi habló de la historia de aquellos inmigrantes que vinieron con la mente puesta en trabajar y así lo hicieron y que también se preocuparon por la educación, porque sus hijos estudiaran y llegaran a la universidad.
Refiriéndose de ese modo a que la educación es la principal herramienta para manejarse en la sociedad. Dijo que en determinado momento fue uno de los países con mayor nivel de educación y que lamentablemente ha descendido y “ya no podemos decir lo mismo, pero tenemos que volver a luchar para que la Argentina sea la potencia que fue”. Luego saludó a las colectividades e invitó a las familias a disfrutar de la fiesta.
El primer ballet en subir al escenario fue el de Taiwan con la Danza del león, luego vendrían Dinamarca, Bolivia, Montenegro, Brasil, Perú entre otros. El gimnasio cada vez más poblado ya en sus gradas vibraba al ritmo de la música y la danza, mientras los presentes paseaban por los distintos stands degustando la gastronomía típica de cada nación.
Paseando por los stands
Es la primera vez que México está presente con su gastronomía y cultura –la otra colectividad primeriza es Dominicana-, el stand lo atienden Wendy y Trinidad que nos cuentan que entre las exquisiteces gastronómicas ofrecen tacos dorados, mixtote típico de DF, empanadas de tinga: a base de pollo y cebolla con una salsa no muy picante porque “a los argentinos no les gusta mucho”.
Wendy hace dos años que está en Tandil y dijo sentirse muy feliz, porque además de participar del evento en México se estaba festejando el Día de la Independencia (ayer 16 de septiembre). Es un doble festejo”, nos dijo.
Sobre otras alternativas para comprar, nos habló de que ofrecían piñatas de Frida Kalho, frascos con la lectura con imágenes del Día de los Muertos, 2 de noviembre, que es una festividad importante en el país azteca
Para agendar
Hoy culmina la Fiesta. De 17 a 24, abrirá a las 16.
Entrada general $ 35. Menores de doce años no pagan.
Centro Cultural Universitario, Yrigoyen 662.
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