La economía social, una vidriera para emprendedores que luchan para salir adelante en épocas de crisis
El crecimiento de las ferias de la economía social refleja mucho más que un ámbito donde vender artesanías. Muchos emprendedores las definen como una “vidriera” que les ayuda a que sus productos ingresen en el mercado y de ese modo tener una alternativa laboral en tiempo de crisis, o al menos un ingreso extra que los ayude a sobrellevar los gastos del hogar.
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Claudia Ganchul de Aspesi perdió su trabajo tres meses atrás. Su hija se enfermó y necesitaban conseguir dinero rápidamente, lo que la llevó a comenzar a reciclar botellas y damajuanas para producir vasos, lámparas y veladores. Así fue que comenzó a comercializar los productos en distintas ferias, de Tandil y de la zona. Hoy viven del dinero que les da este emprendimiento.
“A veces se vende, otras no, a veces está flojo pero andamos por todos lados. Olavarría, Azul, nos invitan de las municipalidades de afuera para trabajar y para que vean lo que se hace con el reciclado de la botella”, contó.
Y explicó que también venden por encargue y que tienen muchos pedidos de vasos por media docena y otros vasos con mangos de madera de regalo para el Día del Padre. De a poco el emprendimiento va creciendo y logran dejar atrás esa difícil situación que les tocó vivir.
Una vidriera
Guadalupe Sauer participa de la feria desde 2011 junto a su marido. Ella realiza alpargatas, otros productos de costura y macramé. Su marido hace vinilos decorativos, sublimación, tarjetas.
Aseguró que generalmente no venden mucho en las ferias pero les sirve para promocionar lo que hacen. “Es como una vidriera para nuestros productos. Por ahí no es tanto lo que vendemos acá sino lo que nos encargan después, y por eso está muy bueno venir al margen de la fecha que caiga”, afirmó.
Explicó que viven plenamente de este emprendimiento y que “hay que pelearla porque hay que tratar de dar otra clase de servicio que la competencia no da, eso es fundamental, principalmente en lo que es rapidez, nosotros lo hacemos de un día para otro, que por ahí no lo hacen otros”.
“Hay meses difíciles, otros no tanto, hay que moverse mucho pero se puede vivir de esto”, resaltó.
En cuanto a las ventas, afirmó que “desde diciembre de 2015 se empezó a poner difícil, la gente compra menos, busca más, elige más”.
“Para muchos es una ayuda para el hogar y para otros es distracción, salir de la rutina, que también eso agobia bastante, principalmente en épocas de crisis”, sostuvo.
Para la salud
y el bolsillo
Rosa de Borda tiene junto a su marido el microemprendimiento tejidos artesanales La Movediza desde hace 15 años. Participan en la feria de la economía social desde sus comienzos pero además tienen un puesto en la feria artesanal de La Movediza.
Explicó que las ferias sirven para que la gente los conozca y vea sus productos. Su esposo es jubilado y ella empleada estatal pero lo que logran recaudar con este emprendimiento “es un complemento” que les hace bien “para la salud, en algunas oportunidades para el bolsillo”.
“Nos gusta participar de otras ferias dentro de la provincia, así que donde nos invitan, si podemos, vamos con nuestro tejidos que son sencillos pero a la gente le gusta y gracias a Dios hay momentos que se venden muy bien”, afirmó.
Y aseguró que “ayuda a la economía familiar, yo tengo un hijo estudiando en La Plata y mi meta es generar dinero además de mi pequeño sueldo, entonces esto ayuda a que mi hijo pueda seguir estudiando lo que le gusta que es bioquímico, tenemos gasto de alquiler así que entre todos hacemos un esfuerzo”.
Explicó que cada vez hay más artesanos gracias a que existen muchos talleres gratuitos, por lo cual “mucha gente lo busca como una alternativa de vida y si se puede vender agrandás la economía de tu casa”.
No obstante, admitió que “en este momento para vivir solo de esto es muy difícil, porque a veces las ventas son muy bajas. Ahora muchos tienen posnet, eso da más posibilidad de vender y ahí sí se mueve. Los turistas que vienen a Tandil no andan con efectivo, gastan en comida, alojamiento, queso y salamín y a casa de nuevo”.
Por su lado, Edith Carranza tiene el emprendimiento Gemel Textil desde hace 12 años y también vende en la feria de La Movediza. Vive plenamente de lo que gana de la venta de sus productos artesanales.
“Me dedico principalmente al turismo porque hago remeras que dicen Tandil. Vivo de esto, no me puedo quejar, no tengo otra actividad, es lo único que hago”, indicó.
Y aseguró que este año las ventas están más tranquilas, que se vende menos que otros años. “Exponer acá me sirve para contar que estamos en La Movediza, porque allá trabajamos con otro público, el turista, y acá con la gente de Tandil”, sostuvo.
Mariana Torales participó por primera vez en una feria pero tiene su microemprendimiento hace tres años. “Como no trabajo afuera me dedico a esto en casa y me ayuda a cuidar a mi hija, sin trabajar afuera. Rinde económicamente, aunque no como para mantenerte sola, a no ser que hagas en gran cantidad, pero ayuda a la economía familiar”, señaló.
Una terapia
En tanto, otros emprendedores se dedican a esto más como una terapia o como un hobby, que además les genera recursos.
Florencia Triviño hace productos de crochet como atrapasueños, gorros, ponchos y bufandas infinitas. “En esta feria es la primera vez que vengo pero participo en la feria verde artesanal de la Uni Barrial, es una actividad secundaria, me gusta tejer y empecé a hacer esto, quería mostrarlo. Yo tengo otro trabajo y me encanta participar de las ferias porque además doy a conocer lo que hago”, explicó.
Inés Gianoli hace pintura en tela hace cinco años. “Lo hago porque tengo tiempo, me gusta, y estoy entretenida haciendo algo. Es una terapia”, afirmó.
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