Con cerca de 600 baches, reconocen la problemática de las calles y aseguran que “se está trabajando”
El estado de las calles de la ciudad representa uno de los principales reclamos de los tandilenses, e incluso de turistas, que a diario deben sortear baches y circular con especial precaución.
Recibí las noticias en tu email
El propio Gobierno reconoce la problemática. El intendente Miguel Lunghi, durante el lanzamiento de la campaña electoral hacia las PASO, aludió a las condiciones del pavimento, que “nos explotó” luego de las lluvias de los últimos meses, en un discurso que reiteró en el Comité de la UCR el día de las elecciones, con el compromiso de trabajar para revertir el escenario.
En ese marco, los recursos aportados por Nación y Provincia movilizaron las tareas para mejorar las condiciones de la infraestructura vial. Entre las líneas de financiamiento surge el Plan de Infraestructura Municipal que aporta el Estado provincial, y los 34 millones adicionales que girará la Nación para iniciar la pavimentación y repavimentación de otras 33 cuadras de calles y avenidas.
Sin embargo, aún resta mucho por hacer. Además del impacto de las precipitaciones, entre otros factores, también se suma la falta de un control de carga y la circulación de unidades de gran porte por las calles de la ciudad, en una problemática que se vería resuelta con el centro de logística, un proyecto que formó parte de plataformas electorales del Gobierno y que tomó especial impulso en esta cuarta gestión.
El director general de Vialidad del Municipio, Sebastián Pedro, reseñó que “tenemos una problemática importante respecto al estado de los pavimentos, pero se está trabajando muchísimo con fondos de financiamiento que se consiguieron”.
Con un mapa de la ciudad con las cuadras que se pretenden intervenir y otros con el relevamiento de los baches detectados y tapados, el funcionario trazó ante El Eco de Tandil un contexto sobre la problemática con detalles sobre las acciones llevadas adelante y las que se proyectan.
Cifras
En primer lugar, calculó que en Tandil existen alrededor de 850 cuadras de pavimento (sin considerar las de adoquín), muchas de las cuales evidencian el deterioro del paso del tiempo y la falta de mantenimiento, y comienzan a presentar fisuras que complican la circulación.
De ese total, se trabaja en la repavimentación de 80 cuadras, lo que representa “un 10 por ciento del total”, un porcentaje “importante” si se considera que, de sostenerse el financiamiento por los próximos años, “no tendríamos más problemas de baches en Tandil”.
Según se desprende del último relevamiento realizado hace unos diez días, “hay entre 500 y 600 baches” distribuidos en distintas zonas, mientras que se taparon “entre 2 mil y 2.500” en los últimos cuatro meses, en un proceso que se realiza de manera frecuente.
Reconoció que, en años anteriores, la situación general “estuvo mucho mejor”, y atribuyó el escenario actual a una serie de condiciones que “empeoraron” las cosas, entre ellas las “tres lluvias extraordinarias, no por la cantidad de agua sino por la forma en que cayó”, marcó. Y esa circunstancia también impactó en las calles de tierra.
En el partido, Vialidad se aboca al mantenimiento de unas 3.500 cuadras de tierra (las restantes corresponden a la Cooperativa Vial), que demandan intervención después de eventos de esta magnitud, por lo que la línea de trabajo apunta a los accesos principales, líneas de colectivo y demás.
A su vez, a los cuatro días de las precipitaciones comienzan los pozos en los pavimentos “en gran escala”, por eso se trata de una tarea que “nunca termina”, pero que mantienen con la premisa de “ir mejorando cada vez más”.
“Hoy tenemos muchos menos baches que hace dos meses”, aunque reconoció que hay un “desfasaje” en las intervenciones.
El problema
Desde el punto de vista técnico, Pedro explicó que “cuando uno diseña un pavimento, se hace foco en la carga y en función de ello, se estima el número de pasadas de vehículos”, explicó. En efecto, si no existe ninguna regulación del transporte de cargas y las cintas asfálticas tienen tres o cuatro décadas (cuando la vida útil es de 15 años), “lo más lógico es que estén deteriorados”, lo que “no significa que exploten de un día para otro sino que empiezan a fisurarse”.
En efecto, cuando esos pavimentos comienzan a dañase, aparecen grietas que hacen que “cada vez que llueve el agua percole e ingrese al paquete estructural”, ubicado debajo de la carpeta de rodamiento y que aporta la resistencia. Entonces, después de una jornada de lluvias “vamos a ver que hay muchísimos baches más”.
Cuatro tipos de pavimento
A ese esquema, según el director general de Vialidad, se suma una particularidad en cuanto a la “variedad” de las carpetas de rodamiento en la ciudad, una característica que “no es común”.
Dijo que en Tandil “tenemos cuatro distintas, de hormigón, pavimento flexible de asfalto, de granitullo y de adoquín, y en todos los estados”, repasó sobre las características que aportan complejidad a la problemática en relación a otras ciudades.
Sobre los últimos dos tipos, las intervenciones apuntan a una preservación ya que representan un patrimonio histórico de la ciudad, con una mano de obra que “cada vez es más escasa”.
Un plan de bacheo
En ese marco, el personal de la Dirección General de Vialidad lleva adelante intervenciones intensivas de reparación de calles de tierra y bacheo sobre asfalto para solucionar los inconvenientes que provocan las precipitaciones sobre la infraestructura vial.
Este accionar se cumple de distintas maneras frente al inconveniente detectado. Si el pozo se produjo en un pavimento nuevo, se efectúa un tratamiento “más profesional”, pero si se detectó en una cuadra que se encuentra “toda fisurada”, se llevan adelante “trabajos paliativos”.
El área, dependiente de la Secretaría de Planeamiento y Obras Públicas, cuenta con tres cuadrillas para las tareas de bacheo, más una empresa contratada para reforzar estas obras.
Para definir el plan de intervención, cumplen con recorridas que permiten relevar las distintas zonas y volcar esos datos en planos que identifican los baches existentes y los tapados, con aportes que efectúan agentes de otras áreas como Recolección o Protección Ciudadana.
“Cada un mes tenemos la foto de la evolución del bache, en todo el territorio”, precisó y destacó “conocemos la ciudad, más que cualquier vecino, porque vivimos prestándole atención a esto, y ya sabemos cuáles son las calles que más se deterioran después de una lluvia”.
Entre las zonas más conflictivas, citó las cuadras de Villa Italia, que presenta los pavimentos “más viejos”, otras en la zona del barrio de la Estación, como las calles 11 de Septiembre y Roca, o Yrigoyen.
En tanto, el Plan de Infraestructura Vial permitió la repavimentación de algunos tramos de las avenidas Buzón, Avellaneda y Bolívar, y avanzará hacia Monseñor de Andrea, un sector de Del Valle, como parte de los recursos que enviará la Nación.
En paralelo se realizan intervenciones en las esquinas con hormigón, como Peyrel y Piedrabuena, Alsina y 25 de Mayo, y luego se avanzará en Las Heras y Rodríguez, Antártida Argentina y Buzón, entre otras.
Fondos
Si bien reconoció que a nivel de políticas nacionales la visión de repavimentar se encuentra “un poco desalentada”, en cuanto al impacto que produce asfaltar una calle de tierra, resaltó que este año “empezamos a exigir que dentro del presupuesto que se nos asignara, pudiéramos usar para repavimentar”.
Así se logró conseguir “casi un 40 por ciento del total de calles para repavimentar”, lo que derivó en un plan de 120 cuadras de pavimento nuevo y 80 para repavimentar. “Es algo inaudito en muchas ciudades de la provincia”, subrayó.
Los recursos provienen de distintas fuentes de financiamiento impulsadas desde Nación, Provincia y Municipio, en el denominado Fondo de Infraestructura Vial.
Este contenido no está abierto a comentarios