Vuelven a pescar otra carpa gigante de 11 kilos en el dique
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Ezequiel Vélez, un pescador amateur tandilense que siempre llevó su caña a diversos espejos de agua para sacar, preferentemente, pejerrey, tuvo su primera experiencia con una carpa. Junto a su amigo Walter Cepeda, el martes a las dos de la tarde se apostó sobre el césped que rodea el lago y tiraron una línea cada uno, “de las tradicionales”. A pesar de que la tarde no transcurrió con demasiada fortuna, la receta secreta de Walter no podía fallar, una mezcla que llegó a su poder de la mano de su abuelo, quien también era un amante del deporte. ¿Los ingredientes? Imposibles de revelar, como la fórmula de Coca-Cola.
Cerca de las 18 horas, la tanza tirante era la señal de la victoria: había picado. Luego de varios esfuerzos, el pescado llegó a la superficie, atrapado y pesado. ¡Once kilos mostraba la balanza! “¡Una emoción tremenda!” dijo Ezequiel que sintió al enrollar su línea y ver el tamaño de la primera carpa que sacó en su vida. Incluso, la más grande de las pescadas por su amigo experto.
A pesar de que devolverla era la intención inicial, el anzuelo se enganchó en las agallas del animal, una parte muy sensible, y salió lastimado, por lo que decidieron sacrificarlo y guardarlo para asarlo, posiblemente el fin de semana, para festejar la hazaña. Por supuesto que se conformó en un incentivo para seguir insistiendo en el lugar y mantener la misma suerte, ya que el joven de 23 años decidió continuar con su pesca de carpas y combinarla con la de pejerrey.
“¿Cuál es el secreto para alcanzar a estos animales?”, fue cuestionado Ezequiel, a lo que respondió: “Paciencia”. ¿Y un consejo para los pescadores que también quieren tener esa suerte? “Que insistan”, fue lo que identificó como clave.
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