“No me quita el sueño entrevistar a Cristina Kirchner”
La relación de Barili con los medios comienza en la adolescencia, desempeñándose por entonces en radios y periódicos de su ciudad natal. Durante su juventud también fue guitarrista. Llegó a Buenos Aires e ingresó a trabajar en Radio Belgrano. El Eco Multimedios lo entrevistó en la 104.1 para hablar, ayer, del Día del Periodista. Rodolfo Barili resaltó en la nota la importancia de este Diario en su ciudad: “Era El Eco de Tandil, pero el viejo el que se recibía en casa todos los días. Ahora ha cambiado muchísimo y para bien como todo el multimedios creado, realmente les felicito.
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-Es usted un periodista absolutamente prolijo.
-Si se refiere a mi aspecto, es más que nada responsabilidad. Porque me hago cargo de esa parte de mi vida y el orden dentro del desorden que uno tiene. Mi aspecto tiene mucho que ver con mis vestuaristas. Para sacarme el jopo que traje de Rauch necesité mucha gomina, gel y fue un gran trabajo de la gente que me ayuda en ese sentido. Me han cuidado mucho.
-Traslada lo estético a su estilo periodístico.
-Soy un tipo con sentido común. El ridículo no me va y corro riesgos, pero no quiero perder mi línea. Todos los días estás en un lugar, te ve mucha gente, es un canal nacional, sabés de la repercusión y no haré cualquier cosa para que me vean, no voy a dejar de ser quien soy ni que el noticiero deje de tener el rasgo que toda la vida tuvo. Son cosas que a la larga tiene una carrera. Y no un destello inmediato de esos que se apagan con la misma rapidez que se encienden. La credibilidad es parte de una constancia, de todos los días, y la perdés en un instante por hacer una gilada. Intento ir a mi casa, mirar a mis hijos a los ojos porque me habré equivocado o no, porque uno se equivoca todos los días, pero lo haré de forma honesta. No me gustan los escándalos por los escándalos, no.
-Se admira en usted esa cosa de irse terminada la secundaria y llegado a ser lo que soñó, además de no olvidar que es un hijo de Rauch.
-Es que el desarraigo es algo permanente de los que nos vamos del lugar donde nacimos. A mí me pasa. Sigo identificándome con la ciudad donde nací, donde están mis amigos, olores, rincones y más que renegar de eso, soy una persona agradecida del pueblo que hoy es ciudad por la cantidad de habitantes, pero que se sigue haciendo la vida de pueblo, donde todos nos conocemos, donde sos el hijo de Antonia, el hermano de Silvina, el amigo del Ñato, el que tenía la banda, que pasaba música, que bailaba folclore y todo eso lo hice en Rauch. A veces lo vivo acá de una manera muy particular y trato de transmitírselo a mis compañeros, algunos del interior, pero la mayoría son de Capital. Transmitirles, decía, lo que significa haber crecido en una ciudad sin diferencias sociales. Eso se lo agradezco a la vida y a Dios. He nacido en un lugar donde no había diferencias entre ricos y pobres, donde el hijo de una docente con un padre que desapareció cuando yo era muy pibe me crió con un sueldo de maestra. Hizo milagros para que pudiera estudiar y darme estudios. Acá en Buenos Aires a los seis meses tuve que conseguirme un laburo para tener un mango más. Cuando apretó el zapato, salió Telefé aún antes de recibirme, con 14 castings muy particulares en 1993 que era la época donde estaba Red de Noticias que era el cable de Telefé. La época donde nacieron Crónica, TN, América Noticias… Por lo que no reniego, todo lo contrario, extraño. Y cuando puedo ir soy el mismo de siempre, soy Rody para mis amigos y eso es lo que te da el mantener los pies siempre sobre la tierra. En este laburo es muy importante mantener los pies sobre la tierra.
“Hay que aprender a mirar
a la gente a los ojos”
-¿Cree que arrancar desde el móvil es fundamental para luego estar en el piso?
-El periodismo se hace antes que nada en la calle, entonces haber estado allí te da la comprensión absoluta para que en el momento en que llegás a estar en el estudio comprendés lo que pasa afuera. Porque si no te bancaste un mano a mano en lo más mínimo o más grave, es muy difícil entender lo que le pasa a un compañero cuando lanzan gases lacrimógenos. Si no entendiste el llanto de una víctima mano a mano y cuando termina el móvil la abrazás y te quedás con ella porque no podés más… Si no lo viviste es muy difícil interpretarlo después cuando vas al aire. A mí me pasó desde muy pibe: hacía piso, aire y uno siente que está preparado para conducir y comprendí con el tiempo que todo lo que hice después, movilero, informes especiales, cronistas, cuatro años todos los días con un vivo diario en Telefé, te lleva a comprender cuál es el periodismo, y como decía mi primer productor de exteriores: “Hay que aprender a mirar a la gente a los ojos”. A partir de allí podés contar historias no desde la vereda de enfrente sino con el barro hasta el cogote o cómo está la gente o cómo está la historia que tenés que contar. Ser protagonista pero metiéndote en el dolor ajeno, porque si no, no lo podés hacer.
-Con tantos años de trayectoria donde le habrá tocado más de un trago agrio, ¿sigue creyendo en eso de que el oficio de periodista puede mejorar un poco el mundo?
-Es lo único que me mantiene en este laburo. Creo que todos los días puedo cambiar un poco la realidad porque mostrarla, exponerla, ayuda a que no sea invisible y que se hagan cargo los que tienen la obligación de cambiarla. Al menos ser un puente entre los problemas y las posibles soluciones. Estamos en un país con mucha injusticia, mucha gente que está al margen, y mostrar lo que pasa con ella es parte del secreto de que nunca vas a estar cómodo cuando vas creciendo en estructura y en el tiempo. Llevo 24 años en Telefé y me siento el mismo gil que cuando entré. Todos los días siento que tengo que descubrir algo, que hay un grado de no tranquilidad que me lleva a moverme. El día que pierda eso, que me crea Mandrake o el día que no tenga más ganas de mostrar o que crea que está todo terminado, se habrá terminado la carrera para mí. Y creo que eso es lo fundamental del periodismo. Mantener la misma actitud que me llevó al primer reto del dueño de la radio donde trabajaba en Rauch, cuando me mandó a decir por un tercero que yo no debía hablar de otra cosa que de música…
-¿Por qué?
-Había salido a la esquina, a la puerta de la radio y vi a la mujer del intendente baldeando la vereda y regando las plantas. Era en los ochenta, en la época de la presidencia de Alfonsín donde recomendaban no gastar el agua. Entré a la radio y al aire dije: “Qué loco, la mujer del intendente haciendo esto…”. Para qué… Me mandaron al técnico que me dijera lo que les cuento y le respondí que el dueño me lo me lo dijera a mí. Y no vino, por suerte. Muchos años después alguien le preguntó por mí y respondió: “La mejor voz de Rauch, pero un chico difícil”. Y para mí fue un elogio que aún conservo.
“No me desvela”
-Wikipedia dice que habló con todos los presidentes democráticos menos con Cristina Fernández de Kirchner.
-Con CFK nunca se dio. Sí en los caminos del Senado, era uno de los pocos que la entrevistábamos. Después no se dio más y luego cuando un grupo de periodistas le hacía notas y las editaba el gobierno, y las ponía el canal del gobierno, me pareció que no era digno, pero no por los colegas sino porque el derecho a editar una nota propia era parte de mi derecho informativo. Editorializo yo. Pero no cuestiono a los colegas. Trato de ser en estos tiempos de tanta polarización un tipo con sentido común. Me gusta que me respeten y trato de respetar al resto como corresponde en una sociedad democrática.
-¿Lo toma como algo pendiente? ¿Le interesa o no?
-Creo que sería una buena nota, pero no me desvela para nada. En condiciones razonables y donde uno pueda preguntar lo que quiere, sí. Es innegable que genera expectativas en estos momentos la expresidenta porque está la duda de si se presenta o no, más allá de lo que ha dicho en las últimas horas, no tengo la confirmación de que sea candidata. Pero no me desvela.
Músico o periodista
-¿Cuándo arrancará en serio con la banda?
-Estamos con algunos proyectos, cuando puedo ir, tocamos en Rauch con mis amigos y voy a ver si podemos hacer algo más a mitad de año. Me divierte mucho. Es absolutamente una deuda pendiente hacer algo y grabarlo, no para otra cosa que quede como recuerdo propio de una de las cuestiones más lindas por las que hubiera querido ser antes que periodista músico. Pero por suerte me corté el perlo a los… (risas).
-¿Quién fue para usted Gustavo Cerati?
-Un inspirador. Una de las cosas más lindas que me pasó cuando lo vi a Badía en su programa fue decir: “Quiero hacer esto”. En medio de las dudas de qué estudiar. Y con Gustavo me pasó lo mismo, nunca dividiría Los Redondos por un lado y Soda por otro, soy un privilegiado porque pude disfrutar de ambas bandas. Pero Cerati fue un inspirador para mí, en sus guitarras, su carrera. A veces te levantás y lo escuchás y decís: “Pucha por qué se tenía que morir si tenía tanto para dar”. Y nada, la vida tiene eso. A veces el de arriba se lleva a los buenos.
-¿Cómo cierra?
-Agradeciéndoles y contando que El Eco era el diario que se recibía en mi casa de Rauch. Aquel viejo matutino, aunque conserva su mística, nada tiene que ver con ese famoso multimedios que tiene hoy. Y, por supuesto, saludo a la gente de Rauch y de Tandil.
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