La máxima autoridad del Servicio Penitenciario dijo que garantizan los alimentos y medicamentos
El interventor del Servicio Penitenciario Bonaerense Juan José Baric refutó las denuncias del titular de la Defensoría 1 de Tandil, doctor Carlos Kolbl, sobre faltantes de insumos de primera necesidad en la Unidad Penal 37 de Barker. El funcionario provincial descartó la falta de colchones, alimentos y medicamentos, al tiempo que informó que las cárceles de la provincia alojan a unos 10 mil presos más de su capacidad real.
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En principio, Baric indicó que “hay un correlato en donde las dos partes tenemos razón” y explicó que el defensor Carlos Kolbl visitó Barker el 2 de junio pasado, pero “nosotros el 8 de junio entregamos 70 colchones nuevos, sin saber esto, con lo cual en ese momento estábamos dos colchones abajo de lo que debía tener la unidad. Al día de hoy, en la Unidad de Barker sobran colchones porque de 685 internos que había al momento de hacer la entrega, hoy tenemos 662. Con lo cual la falencia está absolutamente cubierta”.
Por otro lado, la máxima autoridad del Servicio Penitenciario provincial sostuvo que el defensor “se ha equivocado con el tema tanto de la comida como de los medicamentos” y señaló que en cuanto a los alimentos, “en todas las unidades que tenemos en la provincia hemos mejorado sensiblemente de forma tal que hoy no existe algún interno que no reciba alimentos”.
En ese aspecto, explicó que está permitido que los familiares le acerquen comida a los internos, como una torta o galletitas, pero rechazó que los reclusos vivan de esas provisiones que les llegan del exterior.
Describió que los internos tienen cuatro comidas al día y, a partir del último parte sobre el stock de la Unidad de Barker, informó que incluye queso cremoso, arvejas, carne vacuna, frutas, vegetales, arroz, té, adobe para pizza, huevos, fideos, leche en polvo, extracto de tomate, sal fina, aceite, vinagre, sal gruesa y lentejas.
“Tenemos todas las unidades al día con el tema alimentos”, enfatizó y describió que funciona una cocina en cada penal, cada una de ellas regenteada por un maestro cocinero que dirige todo el trabajo y hace la comida para los 600 internos y para los agentes penitenciarios. En tanto, los platos son similares a los que se hacen en cualquier hogar.
En cuanto a la falta de provisión de ropa de cama, estimó que “puede llegar a ocurrir que un interno no tenga una sábana o una frazada porque se peleó con otro, porque la cortó u otras circunstancias, pero nosotros estamos obligados a proveer de sábanas y frazadas al interno para que se cubra. Esto no corre por cuenta de la familia. El Estado es el que tiene que proveerle al detenido de algo que es mínimo para que duerma”.
Licitaciones
y demoras
Consultado por la situación de los medicamentos, anticipó que “estamos al día”, aunque admitió que “hemos tenido algún tipo de faltante que se debió a los problemas de entrega con las licitaciones, que fue exactamente el mismo problema que tuvimos con los colchones”.
En ese último aspecto, contó que “habíamos hecho una licitación por 1200 colchones, que gana una empresa equis. Cuando nos da un colchón para hacer la prueba ignífuga, ardió como si fuera un arbolito de Navidad. A partir de ese momento, tuvimos que retirar a esta empresa de los proveedores, a modo de infracción, pero nos trajo aparejado que cayera la licitación, con lo que todo el proceso, todo el tiempo que se perdió para llegar a que esa empresa gane, prácticamente hubo que volver a utilizarlo para que a la segunda empresa se le diera la condición de ganadora, nos entregara un colchón de muestra para ver si era ignífugo o no y comenzara a hacer el trabajo de confección para entregarlos”.
El interventor fundamentó que toda la demora en el trámite administrativo repercutió en el posterior reparto de los colchones a los 55 penales bonaerenses.
Las calderas
Otro de los temas que había marcado el doctor Carlos Kolbl fue la falta de agua caliente a partir del deterioro de los termotanques de alta recuperación que funcionan en los baños de cada pabellón. El defensor remarcó que los vientos castigan al edificio de Barker, por lo cual lo mínimo que había que garantizar era el agua caliente para combatir el frío durante el aseo.
En este aspecto, el interventor manifestó que “se hizo una compra muy grande de termotanques y calderas para cubrir a las 55 unidades del servicio. Esto también llevó cierto tiempo y estamos reponiendo en todas las unidades el sistema de calefacción”.
Puntualizó que “en el caso de Barker, si bien era un poco deficiente, existía y se le proveía agua caliente. Tuvimos lugares donde la premura era mucho mayor, por ejemplo, en las unidades de mujeres, donde había un inconveniente con las calderas y como había gran cantidad de población femenina, nos abocamos primero a resolver ese problema y después a ir resolviendo el resto”.
La prevención
de enfermedades
“Cualquier plan de vacunación que exista para la población común existe también para el interno”, aclaró Baric en cuanto a las campañas, como por ejemplo la antigripal, teniendo en cuenta la cantidad de personas que comparten el espacio de una cárcel y el riesgo que implica cualquier foco de contagio.
“Seríamos temerarios o dementes si nos les diéramos a los internos vacunación porque sabemos perfectamente que puede haber inconvenientes con algún interno o con alguna enfermedad infectocontagiosa grave. En eso somos muy cuidadosos”, lanzó.
Reconoció que en algunas ocasiones, en el stock de algún pabellón sanitario falta un medicamento, pero existe una farmacia central en La Plata, que depende de la dirección provincial, que reparte las dosis a medida que se necesitan.
En relación a la posibilidad de un brote de tuberculosis en el penal de Sierra Chica, que también había mencionado Carlos Kolbl, el funcionario provincial aseveró que “eso no existe” y agregó que hace poco debió salir a desmentir casos de meningitis en la Unidad 3 de San Nicolás, versión que surgió a partir de la derivación de un interno al hospital local por un cuadro de salud dudoso.
El sistema alberga a unos 10 mil
presos más que su capacidad total
“La situación claramente no es buena”, dijo Juan José Baric sobre el diagnóstico de los edificios del sistema carcelario provincial. “Tenemos 10 mil internos por encima de lo que podemos llegar a albergar”, contabilizó.
En el territorio bonaerense hay 37 mil personas privadas de la libertad en penales y alcaidías, y otras 3 mil que están alojadas en calabozos de comisarías. Para 2017, el gobierno de María Eugenia Vidal destinó 8 mil millones de pesos para el mantenimiento del Servicio Penitenciario Bonaerense.
En referencia al hacinamiento, expuso que “esto no es casualidad. El último complejo grande que se construyó en la provincia de Buenos Aires data de 2001, que fue la Unidad 30 de Alvear, que es un complejo con tres unidades con 500 internos cada una. Después, no hubo construcciones grandes. Hicieron alcaidías que hoy, por supuesto, han superado la posibilidad de internos que tienen. No hubo un plan o una idea de hacer a futuro unidades penitenciarias que albergaran a los detenidos que estaban ingresando. Sí hubo una desinteligencia muy grande en esa materia”, cuestionó en relación a la gestión anterior.
Por otra parte, reparó en que “nosotros recibimos los internos que nos va incluyendo el Poder Judicial. No salimos a buscar a la gente. Tenemos una capacidad determinada. Somos todos rehenes de la misma situación. El juez hay situaciones donde no puede dejar de encarcelar a una persona, nosotros no podemos dejar de alojarlo y de darle un espacio lo mejor posible, y después, la libertad también depende del magistrado”.
El diagnóstico
En ese aspecto, ratificó que “garantizamos medicamentos y comida; nos estamos poniendo al día con el tema de los colchones y para ser franco, al día de hoy hubo 12 fallecidos de manera violenta, entre hechos de sangre y suicidios”.
Al comparar, indicó que “el año pasado hubo 130 fallecidos y 90 fueron por causas naturales. De una población de 37 mil personas, más que un pueblo, es lógico que la gente fallezca por causas naturales. También tenemos gente muy anciana y tenemos una unidad completa de valetudinarios, que es gente que no se puede valer por sí misma, que quizás cometió delitos complicados y no tiene posibilidades de salir. Evidentemente, ese grupo de detenidos va a morir dentro de la unidad, lamentablemente”.
Los proyectos
La planificación para ampliar la capacidad del sistema carcelario prevé la reparación y rehabilitación de espacios en desuso y la construcción de nuevas unidades.
“Estamos remodelando y poniendo en valor muchas celdas y pabellones que teníamos clausurados y que no se utilizaban porque no había plata para mejorarlos”, dijo y estimó que estos trabajos redundarán en más de 600 plazas que se sumarán a las existentes.
Por otra parte, recordó que se está construyendo una unidad en Campana que va a alojar a unos 700 internos y una alcaidía en Lomas de Zamora. Sumado a esto, el ministro de Justicia Gustavo Ferrari le pidió a su par de la Nación Germán Garavano que destine una cárcel a la Provincia entre las que van a levantar en todo el país.
“Hay una deuda muy grande del Ministerio de Justicia de Nación al de Provincia por el tema de la desfederalización de delitos”, señaló Baric y puso como ejemplo que los delitos en el marco de la Ley de Estupefacientes pasaron a ser investigados por los juzgados provinciales y a su vez, los detenidos son alojados dentro del Sistema Penitenciario Provincial.
“Eso genera claramente más gastos. Hoy en día tenemos 4.500 internos que provienen de esa desfederalización. Nación nunca compensó a Provincia por ese gasto. Entonces, la construcción de esa unidad vendría a suplir, de alguna manera, esa falencia”, esgrimió.
Por último, reconoció que en materia de cantidad y calidad del alojamiento carcelario, se corre detrás de la zanahoria. “Eso está claro, pero no escapa a la provincia en general, hay problemas con las escuelas, con los hospitales, con el trabajo. No escapa a lo que es la provincia de Buenos Aires y a cómo quedó”, contextualizó.
El 70 por ciento de la población
de las cárceles quiere un trabajo
A partir de la falta de colchones ignífugos, el interventor Juan José Baric dio detalles de un proyecto que busca la provisión y brindar empleo a los internos. “Hoy por hoy, estamos trabajando en dos frentes. Por un lado, la Unidad 1 de Olmos, la más emblemática junto con Sierra Chica, y la 8 de mujeres, entre las dos estamos confeccionando colchones por medio de la Ley de Trabajo”, explicó.
Puntualizó que los internos trabajan en la producción, a partir de una compra del Sistema Penitenciario de bellón y tela tratados con retardantes para que no se quemen. Entonces, los cotines los hacen las mujeres de la Unidad 8 y son llevados a la Unidad 1, donde los rellenan. “Estimamos que para fin de año vamos a tener cubierto todo el pedido de colchones que tenemos de las unidades ya que, como en cualquier casa, se van gastando. Por más que uno los vaya reponiendo, se van rompiendo, se van gastando naturalmente, y hay una reposición que hay que tener en forma constante”, detalló.
De acuerdo a la Ley de Trabajo Penitenciario, los reclusos que se suman a estas propuestas cobran el equivalente al 50 por ciento del salario del empleo que realizan, otro 25 por ciento queda en las arcas de la unidad penitenciaria para arreglos menores y mejoras -como vidrios, pintura, canillas, etc.-, y el 25 por ciento restante se utiliza para fomentar los puestos laborales dentro de los penales.
“Aunque parezca mentira, contra lo que el imaginario popular piensa, hay una gran cantidad de internos que tiene deseos de hacer algo. Ese número llega al 70 por ciento de la población carcelaria. El gran problema con el cual nos encontramos fue que estaban todos los talleres cerrados”, explicó Baric.
Y agregó que el objetivo es reabrir y poner en valor a 77 talleres en las cárceles, que incluyen rubros como mecánica del automotor, chapa y pintura, gas, herrería, motores de combustión interna de baja cilindrada que se usan para motos, bordeadoras y máquinas de cortar pasto, lo que incluye la capacitación de los internos.
Reiteró que “el problema que teníamos era que no había talleres para ofrecer. Estaba todo cerrado. Así que estamos trabajando a destajo con ese tema”.
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