La Iglesia pidió no perder la unidad y acabar con las actitudes “atropelladoras”
“Jesús no nos quiere quietos, ni crispados, ni atropelladores, ni dormidos sobre los laureles. Nos quiere mansos, nos quiere pacíficos, laboriosos en el camino”, resaltó el cardenal, al encabezar en Plaza de Mayo la tradicional ceremonia del Corpus Christi.
Ante cientos de fieles, quienes confluyeron frente a la Catedral Metropolitana tras una marcha por la ciudad, Bergoglio pidió que la sociedad argentina no se “desprecie nuevamente”.
“Somos un pueblo que quiere permanecer sin disgregarse, sin despreciarse nuevamente, para permanecer en el amor”, enfatizó el primado nacional, horas antes de emprender un viaje hacia el Vaticano, a donde fue convocado por las autoridades de la Santa Sede para analizar la realidad actual del país.
Al manifestarse a favor del diálogo y la solución del diferendo, pero sin tomar parte por ningún sector, Bergoglio afirmó que hay que “abrirse a los demás”, y abogó por no “encerrarse en munditos” aparte.
Ante una importante columna de jóvenes, aseguró: “A medida que uno sale de sí y va hacia los demás se le abren los ojos. No podemos hacer memoria de Jesús encerrándonos en nuestros propios munditos”.
Más temprano, el cardenal envió un mensaje a la juventud argentina y pidió que “no se le tenga miedo a la libertad”.
Al inicio de la marcha hacia Plaza de Mayo en Plaza Once, el religioso convocó a los jóvenes a no dejarse perturbar por “los mercachifles de la libertad”.
“Estos kioskeros de la degradación, estos que viven de la trata de personas, de la violencia, de la prostitución. Esos les venden un buen rato de hoy, a paga de tu libertad. No te dejés meter la mano en el bolsillo”, resaltó el primado argentino.
De la ceremonia del Corpus Christi, que se desarrolló bajo el mena “Soy la vida”, participaron integrantes de distintas parroquias porteñas y padres de las víctimas de Cromañón, quienes marcharon desde Once hasta la Plaza de Mayo, donde Bergoglio ofició la ceremonia.
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