Juan Gandolfo ganó un premio por su poesía
Gandolfo hace tiempo que escribe poesía y en la ciudad está publicando la revista ?Preferiría no hacerlo? que se edita de forma independiente junto a Josefina Iruzun, Pedro Ruiz, Paz Carrillo y Alberto Gagetti.
Josefina, una de sus compañeras, le avisó que se había informado en internet sobre un concurso de poesía realizado por una poeta mendocina, que abría la convocatoria para latinoamericanos y españoles, con un jurado conformado por especialistas de diferentes países.
Pasada la primera ronda, resultó seleccionado entre 10 finalistas, luego recibió un segundo premio por la serie de poemas llamada ?Porción de mundo?.
Este proceso se realizó íntegramente por internet, de manera que Juan no tuvo que movilizarse. Los premios consistieron en una recompensa económica y la publicación de los textos en un libro digital que se puede ver en la página: www.maria-garcia.com.
Gandolfo explica que el jurado era muy interesante que recibir críticas y apreciaciones sobre los poemas fue muy productivo.
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Historia personal
Juan comenzó su actividad de escritura cuando tenía catorce años, momento en que vivía en el sur argentino, donde ?descubrió? la escritura.
Cuando regresó a Tandil e ingresó a la universidad, participó de las olimpíadas culturales de la facultad y allí recibió el primer premio de poesía y cuento.
En este tiempo conoció a Pedro Ruiz, que es uno de sus compañeros dentro de la revista y con quien inició a delinear lo que sería ?Preferiría no hacerlo?. Como no ha tenido maestros formales de escritura, dentro de esta actividad literaria ha crecido junto a sus compañeros.
Además, es buen lector y gran consumidor de literatura. Sus referentes principales son Aldo Pellegrini, Oliverio Girondo, Breton, y otros surrealistas franceses.
Finalmente, declara que dedicarse a escribir es su proyecto más importante, aunque también está interesado en poder abocarse a la docencia, luego de finalizar la carrera en lenguas.
Porción de mundo
A continuación, transcribimos la serie premiada:
Esperando el sueño
la tregua de la noche
veo en las cortinas
el último esfuerzo del día
Abandonamos el cielo
para esperar los días
con cuerpos blancos
La vieja casa del recuerdo
es cada vez más pequeña
hasta que ya no podemos
perdernos en ella
Leímos el guion del destino
pero no encontramos nada nuevo
Es el mismo dolor
mil veces repetido
La tensa armonía
nos está desequilibrando
y al final de la caída
son nuevos rostros
los que se roban viejos llantos
La melodía cambiante del paisaje
me lleva a la calle
para buscar lo que otros abandonan
Esperar la luz perfecta
acechando la ventana
Una señal secreta
para iniciar la partida
Desconociendo el trayecto
el final nos será anunciado
Las celdas
las tumbas
los cuerpos
son el territorio
claro y conocido
desde el que gritamos
hacia nosotros mismos
para sembrar espejos
en todas las aguas
Así se fue la tarde
en silencio
por la ventana incendiada
para que floreciera la noche
Esta persecución
que nos arrastra por los días
nos llena de ausencias
pero la satisfacción es obligatoria
Detrás de los árboles
que se tuercen con el viento
las antenas en los techos
como insectos dormidos
De este lado de la ventana
con un escudo de humo
la seguridad de nuestro nombre
justifica el encierro
En la calle
la guerra asesina las palabras
el cielo pesa como una cúpula
tocamos nuestro cuerpo
y sentimos una tumba antigua
Ya nada es posible
salgamos al mar
para retornar a la vida
prendamos fogatas
para hacer el día
en nuevas tierras
Mientras duermo
el polvo cae sobre mi cuerpo
lentamente me cubre
y al despertar
la nube que estalla
me ciega
Las acusaciones del sentido
caen como un telón
sobre lo que quedaba de inocencia
La deforme ilusión
en el mediodía de los sentidos
nos muestra la calle
escoltada por árboles
Es demasiada complejidad
permanecer dormido
cuando en los patios caen bombas
y una pequeña sonrisa
nos llena de impulso
La solución más gris
es este silencio
sostenido por nuestro honor
falso y vencido
Nuestro idioma
son dos palabras
imposibles de pronunciar
sin abandonar la sombra
Niños presos en balcones
escupen el asfalto
La pared cede al paisaje
y se derrumba
Los ríos desbordan
las palabras se secan
Se quiebra el último cristal
del edificio dorado
Los sonámbulos llevan sus pasos
hacia el mar oscuro
todos marchan en silencio
ya abandonan las oraciones
Una ciudad vacía entre el humo
deja escuchar el nuevo canto
de los pájaros liberados
En la plata
el hombre espera
que suba el mar
En la habitación más húmeda del mundo
se prende un cigarrillo
que ilumina la noche tensa
Dos cuerpos separados por el sueño
pierden el misterio lentamente
Ahora
esta luz nos domina
La evasión
es más dolorosa
Cae sobre nosotros
la incógnita
que nos atornilla
a la saludable costumbre
de creernos
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