El artista Fernando O’Connor acrecienta con una donación el patrimonio del Museo
La exhibición del artista, reconocido a nivel nacional e internacional, representó lo esencial de una retrospectiva. El tamaño, los resaltantes colores y las llamativas figuras han sido para el pintor el eje de sus obras. En la muestra trató de seguir el rastro de aquello que lo trajo hasta la actualidad, hasta lo que es hoy como artista. Es decir, desde sus primeras búsquedas expresionistas hasta las distintas etapas de un realismo más o menos ostensible, donde su trabajo siempre estuvo sujeto a la figura, en especial a la figura humana.
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A través de la figura O’Connor deja una obra en el Mumbat que reflexiona sobre su experiencia particular y hará reflexionar a los que se paren frente a la misma. Una obra que expone no solo técnicas precisas y pincelas en colores que resaltan, sino un proceso interno muchas veces cargado de obsesiones y fantasmas desde donde surge la obra.
El óleo sobre tela de 65 cm x 76 cm que formará parte de nuestro patrimonio artístico-cultural exhibe a un hombre capaz de poner en escena diversas conductas, acciones, sensaciones. Gobernado por la pintura que da a conocer los recursos y estrategias utilizadas por el artista.
El interés en la composición única de cada pintura llevó a Fernando O’Connor a concretar la donación en su paso por Tandil, para que su trabajo no quede solo en las ópticas, en las fotografías, en los catálogos o en su currículum, sino que se transforme en algo tangible, que se convierta en una obra de arte que pueda ser percibida por muchas generaciones a futuro.
Su trayectoria
Podríamos mencionar algunos de los tantos premios que recibió O’Connor como el de Fundación Antorchas. Subsidio a la creación, Artes visuales Ciudad Autónoma de Buenos Aires. (2001), Premio Fondo Nacional de las Artes, XX Salón Nacional de Córdoba (2001), Premio estímulo; VIII Bienal de Arte Sacro de Buenos Aires (2000), Primera Mención VII Bienal de Arte Sacro de Buenos Aires (1998), seleccionado por el 15to. Symposium de la Nouvelle Peinture au Canada, Canadá (1997), LXXXV Salón Nacional de Artes Plásticas. Rosario. Santa Fe, Premio Eduardo Sívori y Matea Vidich de Sívori (1996). Sin embargo, nos resulta difícil escribir brevemente la trayectoria de un artista que se dedicó con vocación toda su vida al arte y que obtuvo por la calidad artística de sus obras cantidad de premios y menciones.
Dominio del color
Tuvo sus inicios con una tinta de 1988 y acrílicos de principios de los 90, tiempo en que ya O’Connor muestra el dominio del color, el valor de una formación que construye y que va señalando que lo suyo es mucho más que una representación ligada a lo formal. El óleo lo seduce, lo reta con sus infinitas posibilidades y se embarca en otras búsquedas más conmovedoras, más intrigantes, que invitan al espectador al juego de interpretaciones. Es también un maestro en el manejo del blanco, su medio favorito para definir volúmenes, iluminar escenas, acariciar el objeto de sus trabajos. Su obra va de lo casi gestual, a la expresión más suelta, más rica en imaginación, donde indaga en los personajes que va construyendo, los interroga y los presenta, permite seguir el camino elegido por el autor, su pasión por la pintura y sus posibilidades expresivas.
Memorias
Que artistas de excelencia decidan dejar su legado en el Mumbat habla de la valoración que posee nuestro museo a nivel nacional. Y, por otro lado, da cuenta de sentimientos amistosos y el agradecimiento al profesionalismo con que se lleva cada propuesta. Estas donaciones son un ejemplo más de lo que el Mumbat crea con cada muestra: vínculos, anécdotas, recuerdos para atesorar, momentos de trabajo y pasión, que dejan como resultado un enorme patrimonio que sigue posicionando al mismo entre uno de los más notorios del país.
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