Con el espíritu de los revolucionarios de Mayo
En la Argentina de entonces, se vislumbraba ya un devenir de prosperidad a partir del proyecto agroexportador de la generación del 80. Por eso que ese tramo final (dos años) hacia el centenario de la Revolución de Mayo, era vivido con intensidad por los gobernantes y el sector más culto -o formado- de la población. Por algo en 1910 los gobernantes de turno ?tiraron la casa por la ventana?.
El principal inspirador del movimiento bibliófilo lugareño, el escribano José Antonio Cabral, remite precisamente a aquellos personajes de los primeros años posteriores a Mayo, cuando escribe:
?La biblioteca se denominará Bernardino Rivadavia como un homenaje al gran estadista; al primer presidente argentino, al fundador de la primera universidad y de la primera biblioteca en esta República, y al ciudadano que más hizo por la educación durante el difícil nacimiento de nuestra nacionalidad”.
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PERSONALIDAD DEL FUNDADOR
El mismo año en que Tandil fue sacudido por los crímenes atribuidos a Tata Dios, nacía José Antonio Cabral, en Buenos Aires, el 25 de agosto de 1872. Su padre, don Pedro Cabral, murió ese mismo año. Su mamá, Victorina Couget, que había venido de Uruguay, se radicó enseguida con el niño, aquí en el Tandil.
El futuro periodista, notario y hacedor de cultura, desde pequeño tuvo que ambientarse al trabajo rural, cosa corriente en la época. Pero así como ofició de resero o tambero, también se dedicó a enseñar.
Autodidacta infatigable, fue empleado del Juzgado de Paz entre 1900 y 1904. En 1906 se recibió de escribano.
Cinco años antes de haberse graduado, es decir en 1901, había fundado el diario ?Luz y verdad?, en el que editorializó con indisimulada valentía sus pensamientos y observaciones.
En 1917 y 1918 fue designado comisionado municipal. Ocupó también los cargos de senador provincial y diputado nacional, entre otros. El 1º de octubre de 1919 fundó el vespertino ?Nueva Era?.
En la década de 1930, tras la caída de don Hipólito Yrigoyen, supo de la cárcel de los tiranos y la libertad de pensamiento cercenada por la clausura de su diario. Cabral murió el 25 de agosto de 1952.
TANDILENSES PREOCUPADOS POR AQUELLA ?LAGUNA?
En algún párrafo del acta fundacional de la biblioteca puede advertirse que aquellos tandilenses, la mayoría inmigrantes europeos o hijos directos de ellos, sentían una profunda preocupación por la falta de una institución de esa naturaleza. Y escribieron lo siguiente:
“Tandil es una ciudad importante de la provincia de Buenos Aires, donde la falta de una biblioteca es una verdadera laguna, y entendiendo que debe tener también como tienen tantos otros pueblos menos importantes que él, un centro que sea exponente de su cultura. Y asimismo que el buen ciudadano debe contribuir en la medida de sus fuerzas al mejoramiento de la colectividad en que vive, al progreso de la patria”.
El acta referido, además de la firma del nombrado Cabral, fue rubricado por las siguientes personas: José Bonadeo, Blas Larsen Bille, Christian Schmiegelow, Higinio Plazas, Mariano Dhers, Nicolás Petilo, Doménico Conti, Rafael Zerillo, Adris Sabatté, Antonio Tonetta, Pedro Christensen, Emilio Romeo, Pascual Ciccaroni, Pascual D\’Agostino, Jacinto Cersósimo, Antonio Bonavetti, Luis Battizatto, Carlos Larsen Bille y Miguel Rivalto.
UN RAPIDO CRECIMIENTO
La Biblioteca Rivadavia comenzó a funcionar en un salón modesto ubicado en Pinto al 600, pero al poco tiempo pudo mudarse a un espacio más amplio en el pasaje Santamarina -9 de Julio entre Pinto y San Martín- y en 1917, a menos de una década de haber iniciado sus actividades, sus laboriosos miembros pudieron comprar el edificio actual de San Martín 518. En los últimos años la institución adquirió una casa con fondos linderos, ubicada en Yrigoyen al 600.
Cabe destacar que en el seno de la Asociación Bernardino Rivadavia funcionaron también el Círculo Rivadavia de Ajedrez y la sala de espectáculos “El Teatrillo”. Pero merecería un espacio aparte el aporte a la cultura lugareña del Ateneo Rivadavia, que tuvo entre otros gestores ilustres al escritor Juan Antonio Salceda, junto a su secretaria Inés Gutiérrez, el doctor Víctor Magrini, el nombrado Cabral y su colega Juan Manuel Calvo, director, a la sazón, de El Eco de Tandil.
El Ateneo se ocupó de que disertaran en Tandil intelectuales de la talla de León Felipe, Rafael Alberti, Miguel Angel Asturias, José Ortega y Gasset, Nicolás Guillén, Jorge Icaza, entre otras brillantes personalidades del país y del extranjero.
LA BIBLIOTECA DEL SIGLO XXI
Hoy, con las inquietudes y demandas de una notable masa de asociados de todas las edades, la Biblioteca Rivadavia se encuentra en una etapa de expansión y modernización. Los inevitables soportes actuales de la Internet, hemeroteca y archivos varios digitales, servicio de computación y similares, se van intensificando en forma paralela a la actualización de volúmenes de libros en formato tradicional, tanto para la lectura de placer de fin de semana como para la investigación escolar y académica.
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