De la nada, a la gloria
Cuando a principios de año Independiente se debatía en negociaciones en pos de asegurar su participación en el Federal C, ni el más optimista podría imaginar que apenas cuatro meses más tarde el rojinegro estaría celebrando el ascenso.
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Habiendo retenido a algunos de sus jugadores a último momento pero sin impedir el éxodo de otros, entre ellos el capitán y referente Laureano Pereyra, el rojinegro se embarcó en su quinta aventura consecutiva en el Federal C, sin grandes ilusiones y con la máxima habitual de “llegar lo más lejos posible”.
Aunque sin producciones que terminaran de convencer, el equipo de Gerardo Villar sorteó con autoridad el grupo 8. Clasificó con antelación y en la última de las seis fechas el triunfo en Azul ante Boca le valió el primer puesto, y con ello evitar un cruce.
La posición de privilegio lo depositó en cuartos de final, donde se reencontró con el Embajadores olavarriense, a quien había enfrentado en primera ronda. Un triunfo por lado derivó en la definición por penales en el San Martín, en la cual el rojinegro caminó por la cornisa pero salió airoso.
La semifinal fue ante el “cuco” Racing de Olavarría, serie en la que definitivamente el a esa altura único representante tandilense en el certamen terminó de convencerse de que podía ascender. Les propinó a los “chairas” su única derrota de la campaña en la ida y los dejó afuera en el Buglione Martinese, nuevamente mostrando puntería desde los once metros.
La gesta terminó de consumarse ayer en La Pampa, donde Independiente redondeó otra campaña histórica, maquillando deportivamente los interrogantes que emergieron desde lo institucional en el arranque de la competencia.
El Federal B será, quizá, otro examen para la dirigencia. Detrás, esperará un equipo dispuesto a darle pelea a quien sea.
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