Argentina, con bajas de cara a la próxima serie
El lema “Un equipo, un País, un Sueño” que guió a Argentina en la conquista de la Copa Davis hace nueve meses, en un hecho superlativo para el deporte nacional, tambaleó esta semana con las renuncias definitivas del tandilense Juan Martín Del Potro y Leonardo Mayer, más otras bajas inoportunas como las de Carlos Berlocq y Horacio Zeballos, que alteraron la atmósfera de un equipo que hoy tiene sólo dos tenistas confirmados y se jugará una parada brava dentro de quince días ante Kazajistán, en el Repechaje para evitar el descenso del Grupo Mundial.
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En ese contexto, emerge la figura de Daniel Orsanic, un capitán de perfil bajo y convicciones sólidas, que les puso fin a los egos y a las vanidades propias del tenis (casi siempre potenciados en la Davis), y construyó un grupo que hizo historia en Zagreb el 27 de noviembre de 2016, y que por ahora no se resquebrajó pese a las deserciones y los fantasmas que aparecieron en las últimas 48 horas, a poco más de dos semanas de una serie trascendente que determinará el proyecto de 2018, según se gane o se pierda.
Es que Orsanic fue el arquitecto de un equipo compacto, así consiguió una epopeya con un grupo sólido que giró alrededor de un crack como Del Potro, un tenista de elite que hizo notar su presencia, pero cuya ausencia no puede ser disimulada ni pasa desapercibida.
Lo concreto es que Argentina, que jugará en el estadio Nacional de Astana (sobre una superficie rápida) el 15, 16 y 17 del corriente, cuenta con la mitad del equipo confirmado: Diego Schwartzman (33) en el mejor momento de su carrera, y Guido Pella (72), único tenista que estuvo en las cuatro series de 2016, en el camino a la gloria, en Gdansk (Polonia), Pesaro (Italia), Glasgow (Gran Bretaña) y la final en Zagreb.
En tanto, el tercero casi con seguridad será el doblista Andrés Molteni, quien aventajó casi de manera definitiva al tucumano Guillermo Durán, otro especialista en el punto de parejas, y el cuarto es una incógnita que Orsanic guarda bajo cuatro llaves y recién la develará el martes cuando anuncie oficialmente la formación que viajará a Astana.
En cuanto a las bajas, todas son comprensibles aunque se discute el momento para hacerlo. Eso sí, una vez concretadas no queda otra opción para el capitán que empezar una nueva etapa, reinventarse primero para ganarles a los kazajos y asegurarse la continuidad en el Grupo Mundial, y luego, el año próximo, para encarar nuevos objetivos que serán de mayor o menor envergadura de acuerdo con lo que suceda en Astana.
“La Davis es un ciclo terminado. Haber sido parte del equipo campeón es algo que me quedará para toda la vida”, subrayó “Delpo” cuando anunció durante una rueda de prensa en el US Open su adiós definitivo.
Orsanic sabía que no contaría con el tandilense, quien transita un año sin buenos resultados en el circuito, con problemas físicos que lo hicieron perder ante rivales inferiores y sin un coach, habida cuenta que Sebastián Prieto colaborará con él en principio solo en Nueva York.
Del Potro tiene en estos tiempos otras prioridades y una vez que encamine su carrera, luego de haber expresado que “no encuentra motivación para competir en el alto nivel” en una nota que concedió el último fin de semana, quizá revise su decisión en el futuro, sobre todo si continúa jugando para Tokio 2020, ya que luego de haber ganado dos medallas (bronce en Londres 2012 y plata en Río 2016) podría ir en busca de una tercera pero para estar presente en los Juegos Olímpicos es requisito indispensable haber representado al país en la Davis.
Mayer, invicto en los últimos diez partidos de singles con la camiseta argentina, desde que venció a Jiri Vesely en Praga 2013 hasta el quinto punto que le ganó al británico Daniel Evans el año pasado en Glasgow, es otro de los campeones que prefirió dar un paso al costado, acosado por problemas físicos y también por el desgaste mental que significa para él jugar la Davis.
“La Davis desgasta mucho y a mí más, porque yo me entregaba por entero y llegué a jugar infiltrado o dos días después de que nació mi hijo, siempre le di prioridad. Es hora de que la jueguen otros”, disparó “Yacaré” Mayer, artífice del triunfo sobre Israel (3-2) en Sunrise 2014, cuando ganó sus dos singles y también el dobles, así evitó el descenso de Argentina a la Zona Americana.
Lo de Mayer es sumamente destacable, sobre todo porque lo expresó de manera clara, directa, sin titubeos, así fiel a su estilo expuso sus motivos y razones.
Otro campeón, el azuleño Federico Delbonis, héroe en Zagreb con su victoria en el punto que concretó la hazaña (le ganó en sets corridos al gigante Ivo Karlovic), no estará en Kazajistán por una lesión en la cadera que también le impidió jugar el US Open pero “había confirmado su presencia en el equipo”, según comentó a Télam una fuente cercana al cuerpo técnico de Orsanic.
Las otras deserciones, las de Zeballos y Berlocq, se debieron a distintos motivos y más bien respondieron a una problemática distinta.
En el caso del marplatense, mantiene diferencias políticas con Orsanic y su cuerpo técnico, y no formará parte del equipo durante el ciclo del actual capitán.
Zeballos, quien atraviesa el mejor momento de su carrera a los 32 años, con su puesto 58 en el ranking mundial y su condición importante de singlista confiable y excelente doblista, no jugó en febrero en la serie que Argentina perdió con Italia por 3-2 en el Parque Sarmiento, por la ronda inicial del Grupo Mundial.
Si bien Zeballos adujo una lesión (había acusado un desgarro), su rápida recuperación llamó la atención al cuerpo técnico argentino y a los principales dirigentes de la AAT (Asociación Argentina de Tenis).
“Mientras Pella la peleaba en el quinto punto ante Fognini (lo perdió en cinco reñidos sets), Zeballos se preparaba para jugar por la ronda inicial del ATP de Quito”, comentó a Télam otra fuente, en alusión a que generó sospechas esa rápida recuperación de la lesión muscular del marplatense.
En cuanto a Berlocq, su salida se debe a otros motivos, ya que estuvo en el inicio del camino al título ante Polonia y luego regresó este año frente a Italia, pero sorprendió en Nueva York cuando expresó sentirse disgustado “por la forma en la que se manejan algunos” y sin dar nombres generó un malestar en el cuerpo técnico que desencadenó su salida. (Télam).-
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